Página de José Manuel García Marín

Página de José Manuel García Marín

La intención, al abrir este nuevo blog, es guardar en él relatos completos, míos o ajenos, para quienes quieran leerlos en su totalidad. Desde el blog principal pondré un vínculo a éste en aquellos artículos que, por su extensión, sea aconsejable.

jueves, 17 de abril de 2008

Presentación de "La escalera del agua", por Luis Eduardo Siles, en Huelva


MORISCOS DE BUENA PROSA

La discusión se ha insta­lado en torno al futuro de la novela en España. Eduardo Mendoza asegura que “se está acabando la época de la literatura de sofá”. Y José María Guelbenzu for­mula una advertencia: “En la novela existen señales claras de cambio, estamos esperando a los bárbaros”. El propio José María Guelbenzu afirma que “antes se escribía desde el co­nocimiento y ahora se escribe desde la información”. Y en medio de todo está la polémi­ca sobre lo que se ha denomi­nado `novela mestiza'.

José Manuel García Marín, autor de 'La escalera del agua', ha escrito una nove­la/novela, entendiendo por ello el cuidado por el estilo, una estructura tradicional del relato y una inmensa capaci­dad de narrar.

Porque José Manuel García Marín, efectivamente, narra, cuenta historias, una cualidad que se está perdiendo. Y en esa capacidad narrativa se ad­vierte la amplia formación de escritor de García Marín forja­da en base a muchas y buenas lecturas, entre otras cosas de novela histórica, género al que pertenece `La escalera del agua', y también de los clási­cos. Porque Ángel, el protagonista de “La escalera del agua”, un mu­chacho de 14 años, podría haber sido un pícaro, de hecho en su peripecia en sole­dad por los campos de Extre­madura tirando de un burro cargado de madera se las tiene que ingeniar como buenamen­te puede para comer algo, pero finalmente vence en su vida el afán enorme de apren­dizaje, de saber, sobre otras fórmulas más sencillas y menos decorosas de matar el hambre. Ángel es el antipíca­ro, aunque esté recreado por el autor con un estilo, en oca­siones, picaresco.

La novela está viva. Los per­sonajes pasan calor, como en el episodio de los moriscos, y el lector termina por sentir ese calor. Para ello, ya está dicho, el autor se vale de la buena es­critura, de un relato realista con algún hermoso despunte mágico, y de unas excelentes descripciones. Como la que en­contramos en la página 115, por ejemplo: “Los del pueblo lanzaban ojeadas curiosas a los extraños; pero un hombre, larguirucho, cenceño y nervio­so, observaba a .Alonso con in­sistencia, desde su mirada ma­liciosa, bajo las crecidas cejas. La boca abierta, bobalicona, detenida en una mueca estúpi­da. Era Nemesio, más conoci­do como el Jineta por las ca­racterísticas físicas que insinua­ba el remoquete”.

José Manuel García Marín nace en Málaga en diciembre de 1954 y desde hace cinco años se dedica por entero a la literatura. Es un consumado especialista en la historia de ‘Al Andalus’, al que dedicó su primer libro, el ensayo titulado `Al-Hamrá. Pero despuntó como autor con la novela ‘Aza­frán’ (Rocaeditorial 2005), con la que alcanzó cinco ediciones y obtuvo un éxito muy supe­rior al que se esperaba. `La es­calera del agua' es, pues, su tercer libro.

José Manuel García Marín escribe desde el conocimiento: Desde el estudio. Sin duda se trata, repetimos, de un gran lector, que traduce sus conoci­mientos a un espléndido cas­tellano clásico: En los diálogos y en unas descripciones riquí­simas. La lectura de `La esca­lera del agua' nos ha permiti­do descubrir a un autor. En el pleno sentido de la palabra. En el que Whitman, refirién­dose a uno de sus libros, dijo: “Esto no es un libro, quien vuelve sus páginas toca a un hombre”.

Luis Eduardo Siles